Un vídeo de cuatro tipos comprando tan solo una maza era demasiado sospechoso como para que pasara desapercibido. Sobre todo teniendo en cuenta los robos que se habían producido en Barcelona a golpe, precisamente, de maza. Los atracadores llegaba con un coche hasta la puerta del local, realizaban alunizajes si era necesario, y la emprendían a mazazos con el escaparata para servirse de todo lo que hubiera. El botín solía componerlo aparatos electrónicos, móviles o joyas que después vendían en el mercado negro. Catorce españoles de entre veinte y cuarenta años componían esta organización que llegó a realizar veintidós atracos en quince centro comerciales con diecinueve vehículos robados. Los cuatro cabecillas ya están en la cárcel. El resto, salvo uno al que siguen buscando, en libertad con cargos. Entre el material incautado, además de los productos robados, hay 32.000 euros y dos armas de fuego.