Día después para Pablo Iglesias. La media sonrisa con la que ha aparecido en la rueda de prensa se ha convertido en semblante serio para reconocer el desplome de su formación. Los números son rotundos: la unión de Podemos e IU ha logrado casi 600.000 votos menos en las europeas respecto a 2014,  un millón y medio menos respecto a las generales de hace sólo un mes. Pierde además 68 diputados autonómicos, baja en votos en todos los territorios y se queda sin representación en Castilla La Mancha y Cantabria. Sólo será clave para formar gobierno con el PSOE en Asturias, Canarias, Baleares y La Rioja. Es poca renta encima de la mesa a la hora de negociar un gobierno de coalición con el PSOE, al que no renuncia. Defiende que su actuación en Madrid, donde Manuela Carmena pierde el Ayuntamiento y la izquierda no alcanza en la Comunidad, ha sido responsable. Y señala a Iñigo Errejón, que ha obtenido casi tres veces más representación que la candidata de Podemos, Isabel Serra. "La división no suma, resta", ha señalado. Uno de los fundadores de Podemos, Juan Carlos Monedero, ha sido muy duro con Errejón al sugerir que las disensiones internas de Podemos están alimentadas por las "cloacas" del Estado. Iglesias no piensa dimitir pero asegura que su cargo está a disposición de los militantes de Podemos.
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