Hasta el 20 de mayo puede visitarse esta muestra en la que los fotógrafos y periodistas Rafael Avilés y Antonio Delgado-Roig son los artífices de unas imágenes cargadas de expresión y sensibilidad.
Son rostros anónimos, esas otras miradas que dan vida al espectáculo taurino, a algunos como Jose Antonio, mulillero desde hace 20 años no se les ve. No se escucha, pero se nota. Son artesanos, eses pequeño ejército de aficionados que aporta su granito de arena. Oficios taurinos que se transmiten de generación en generación. Un trabajo que los aficionados pasan por alto, pero que esta muestra se encarga de recordar en cada una de sus fotografías, en un claro homenaje a los que hacen posible el festejo. Los corrales, la enfermería, la capilla y hasta ese cuartito que guarda las llaves de la plaza, enclaves a los que no todo el mundo puede acceder.