Hace uno días Arturo Pérez Reverte publicó su último libro Una Historia
de España, Se trata de un tomo en el que se reúnen las 92
columnas que ha publicado en los últimos cuatro años
donde como periodista que es, que ha viajado a ver guerras y observar
sociedades irse a pique, intenta desde su perspectiva ser justo e
imparcial, desde la subjetividad de su profesión. Cuando presentó su
libro acá en Madrid, le escuche atentamente su reflexión y en especial
cuando dijo.
Hay cuatro maneras de acercarse a nuestro pasado: la de la
derecha, que a menudo solo ve una serie de episodios épicos y
está orgullosa de ellos -con su grandeza, sus tercios- pero a la que
le falta la lucidez para ver el lado oscuro; la de la izquierda, que es
justo la opuesta y que contempla la historia como un lugar oscuro
en el que todo es negativo; la de los nacionalistas, que consideran
a España una aberración de la Historia y solo estudian historias
parciales; y la más ecuánime, para mí, que es la de una España
que tuvo buenas y malas cosas, que tuvo sus luces y sus
sombras.
Y lo anterior me pareció una reflexión tan sólida pero tan parecida a lo
que acontece por nuestras latitudes latinoamericanas y en especial
guatemaltecas que me pareció mas que digno de abordar con ustedes
en mi reflexión de hoy domingo cuando ya estamos inmersos en el
proceso electoral para elegir nuevo presidente.
Fíjense ustedes, una derecha, que a menudo solo ve una serie de
episodios épicos y está orgullosa de ellos, pero a la que le falta la
lucidez para ver el lado oscuro; y una izquierda, que es justo lo
opuesto, que contempla la historia como un lugar oscuro en el que
todo es negativo. Impresionante y lacerante conclusión la de este
brillante periodista.
Nos sirve mucho en la actual coyuntura por que veo muy
necesario que todos los guatemaltecos, dentro de este
ecosistema heredado por la cicig donde prevalecen los blancos y
los negros en una polarización social que será poco rentable, nos
detengamos a pensar en como buscar en los candidatos una
posición mas ecuánime, donde reconozcamos que Guatemala no
son solo escenarios blancos o negros, que existe un crisol de
grises y matices, que Guatemala tiene buenas y malas cosas, que
ha tenido sus luces y sus sombras.
No caigamos en la trampa de la teoría izquierdista de la sociedad
colapsada, ni en la visión de cierta derecha extrema que no logra
reconocer en donde hemos fallado como sociedad, donde hemos
incumplido con nuestros deberes, donde hemos sido incapaces de
rescatar una nación vulnerable, por su sociedad ignorante,
insalubre y desnutrida.