Calle Ferraz, el día después. La paradoja de una resaca feliz. La familia socialista sonríe y aplaude. A su candidato, al secretario general de los socialistas. Besos y abrazos porque se sienten respaldados. Se sienten responsables de haber frenado a la extrema derecha, y también el reconocimiento, a su política de diálogo con el gobierno catalán que tanto incendió a la derecha. Los socialistas trazan el camino a a seguir partir de ya. Sin dar demasiadas pistas. Su opción es la del gobierno monocolor aunque sabedores de que habrá que hablar con todos. La cosa empieza regular cuando algunos no han llamado ni para felicitar al vencedor. "Osea que fíjese qué nivel de madurez tenemos para encarar otro tipo de conversaciones" Se refiere al líder de Ciudadanos, a Albert Rivera.
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