Este término puede utilizarse con dos sentidos. Por un lado, es un término genérico para expresar la clase de fobia específica donde el paciente teme a los animales, ya sea a algunos en particular o bien a los animales no humanos en general. Por otro lado, la zoofobia puede referirse al simple disgusto o rechazo hacia los animales.
Ejemplos de zoofobias específicas podrían ser entomofobias (miedo a los insectos), tales como la apifobia (miedo a las abejas), aracnofobia (miedo a las arañas) o mirmecofobia (miedo a las hormigas). También existe el miedo a los reptiles (herpetofobia), o a las serpientes en particular (ofidiofobia). Incluso hay personas que temen a los animales domésticos, como el perro (cainofobia) o el gato (ailurofobia). Algunas clases de zoofobia son temores extremos a animales que se sabe pueden llegar a ser peligrosos, como los toros (taurofobia) o los tiburones (selacofobia). Sin embargo, la zoofobia no debe ser confundida con un miedo razonable a los animales peligrosos o amenazadores, como un oso salvaje o una serpiente venenosa. Pero también existen fobias a animales que se saben inofensivos, como las gallinas (alektorofobia), los peces (ictiofobia) o los topos (zemifobia).