Acumulaban kilos y kilos de ropa en un piso de apenas 60 metros cuadrados. Con todas las paredes de la casa con estanterías desde el suelo hasta el techo repletas de bolsas y cajas. Las prendas eran almacenadas durante todo el año para en verano llevarlas en el ferry a Marruecos o Argelia y venderlas allí. Tal era la cantidad acumulada que en la habitación donde dormían solo había hueco para el colchón. Cuando el peso hizo que las cajas se desplomasen, padre, madre e  hija pequeña quedaron totalmente sepultados bajo la ropa. Ni siquiera los servicios de emergencia tenían espacio en el en el resto de la casa para las camillas. La forense tuvo que ver los tres cadáveres en el rellano de la escalera. Ni los vecinos, ni la hija mayor, de 18 años, encargada de dar la voz de alarma se explican qué pudo pasar, qué provocó el desmoronamiento de las cajas.
-Redacción-