Ana Mato ha salido de la Audiencia Nacional oculta bajo un paraguas. Y eso que ya había pasado lo peor: la tromba de verse en el banquillo y la lluvia fina de las preguntas, la mayoría despachadas con esta idea: "De los gastos personales de cada uno se encargaba cada uno. No nos rendíamos cuentas". Mato diseccionando parte de la intimidad de su matrimonio con Jesús Sepúlveda (el que fuera alcalde de Pozuelo; su ex marido; hoy "el señor Sepúlveda" para ella) para apuntalar su coartada. Que era independiente económicamente; que cada uno pagaba lo suyo si saber másy que si a Sepúlveda le ragalaron algo se lo regalaron a él. A ella nunca nada. Lo mismo para los cumpleaños en su jardín, para los viajes o para el famoso Jaguar supuestamente abonado por Correa. Medida en las palabras y los gestos, a Mato se le ha visto cara de alivio al acabar de rendir cuentas como "beneficiaria a título lucrativo". La misma acusación que pesa contra el PP. Y en este caso no ha habido respuestas. El abogado de los populares ha optado por defenderse con el silencio.
-Redacción-