François Fillon está solo y contra las cuerdas. Sin portavoz, sin director de campaña, sin tesorero, esta tarde presenta su programa político en uno de los últimos intentos por evitar la derrota antes de empezar la carrera. Casi doscientos colaboradores han abandonado el barco tras el escándalo de los empleos ficticios y cada vez son más las voces que le piden que dé un paso atrás.
"No cederé, no me retiraré", ha repetido hasta la saciedad.
Ahora su núcleo duro es el movimiento Sentido Común, contrario al aborto y al matrimonio gay, y que puede ser un coladero de votos hacia el centrista Emmanuel Macron. Mañana saldrán a las calles para apoyar al líder, sin el apoyo de muchos pesos pesados del partido. El relevo está preparado: Alain Juppé, su rival en las primarias, estaría dispuesto a presentarse si Fillon renunciara voluntariamente y el partido le diera en bloque luz verde. Según una encuesta de la televisión pública, el exprimer ministro puede ganar tanto la primera como la segunda vuelta.
Movimientos también en el entorno de Nicolas Sarkozy. El expresidente ha convocado el martes a su círculo de confianza para tratar de salvar los muebles de los republicanos.