En ambulancia van Sara Majarenas y su hija Izar rumbo a Madrid, donde vivirán en un piso bajo la tutela de una ONG después de que se le haya concedido a la presa el segundo grado penitenciario. Izar nació entre rejas y ayer cumplió 3 años, la edad a la que por Ley, los hijos de las reclusas deben abandonar la prisión. Hasta ahora, solo lo había hecho algunos fines de semana para estar con su padre, griego de origen etíope, a quien Majarenas conoció en la cárcel. Pero fue su padre quien este mes de enero apuñaló varias veces a la pequeña perforándole un pulmón. Condenada a más de 13 años en 2005 por asociación ilícita y tenencia de armas, Majarenas ha renegado de ETA, se compromete en un escrito a sanar las heridas causadas por cualquier tipo de violencia, también la de ETA, y a trabajar por las víctimas, y asegura que su única prioridad es estar con su hija.
-Redacción-