El tres de marzo del 2016 la infanta Cristina se sentó en el banquillo de los acusados enfrentándose a ocho años de cárcel. Su letrado hizo lo que se esperaba de él, ayudarla a desplegar la estrategia de la confianza plena en su marido. Cómo pagaban al personal de servicio es de lo poco que dijo saber. 23 minutos de exhibición de ignorancia contra la petición de ocho años de cárcel. 35 minutos de silencio a las preguntas de Manos Limpias, su única acusación.
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