A simple vista, Dominique parecía una niña de diez meses feliz como cualquier otra. Pero en su espalda guardaba un secreto. Tenía las dos piernas y la espina dorsal de su gemelo parásito, un gemelo idéntico que no se separa completamente en el desarrollo. Para quitárselo viajó de su Costa de Marfil natal a un hospital estadounidense. Nancy se convirtió en su madre de acogida y cinco cirujanos en su salvación. Estudiaron su caso, le hicieron todas las pruebas y llegó el día de la operación, seis horas de quirófano donde podía ocurrir de todo. La pequeña superó eso y el postoperatorio con el coraje de un adulto. Y dos semanas después ya se encuentra casi totalmente recuperada.
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