Lleva cuatro años luchando para que no se repitan más casos como el de su hijo. Mario tenía leucemia. La quimioterapia había funcionado y estaba preparado para un trasplante de médula ósea. Fue entonces cuando conoce a José Ramón Llorente, que se hace pasar por médico naturista. Mario decide dejar el tratamiento para empezar con una terapia basada en altas dosis de vitaminas. Después de varios meses, Mario fallece. Su padre denuncia a este curandero. Ahora el juez le da la razón. Dice que debe ser juzgado por intrusismo profesional al atentar gravemente contra la salud pública y contra Mario al prescribirle un tratamiento que en realidad interfería en su recuperación.
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