Mike Pence rinde homenaje a los caídos en la guerra de Corea, un conflicto que técnicamente no ha acabado y que puede reavivarse con el último desafío de Pyongyang. El régimen de King Jong-un ha empezado el día lanzando un misil balístico que ha estallado casi de forma inmediata. Una prueba fallida pocas horas después de que el mandatario exhibiera músculo militar en este desfile y similar a la realizada hace dos semanas, aunque en esa ocasión el proyectil llegó a volar 60 kilómetros.
Este nuevo episodio de la escalada norcoreana no ha sorprendido a la Casa Blanca, según fuentes cercanas al vicepresidente estadounidense. Durante su viaje Pence ha estado en contacto permanente con Trump, que desde su retiro en Florida, evita pronunciarse. "Está al corriente y no tiene comentarios al respecto", ha señalado el secretario de Defensa en un comunicado.
Aunque el vicepresidente ha destacado el fuerte compromiso de Washington con Corea del Sur, el belicismo de Pyongyang preocupa en la región.  El Pentágono cree que el régimen norcoreano dispone ya de misiles que pueden alcanzar gran parte de Estados Unidos. Y los expertos recuerdan que cada ensayo erróneo es un paso hacia la mejora de su tecnología.