Kasia está viva de milagro. Hace un año su exmarido le dio 12 puñaladas. Fue en la misma casa en la que ahora empieza de cero. La orden de alejamiento había caducado y ella confió. Ahora defiende que nunca pasa una sola vez, que si te han pegado lo vuelven a hacer y por eso hay que denunciar al primer insulto o agresión. Ella es el ejemplo de que se puede salir, por eso pide más ayudas, más rápidas y el apoyo de un psicólogo para no volver a caer. Lo más duro, dice, ha sido ver sufrir a sus hijas. Una superviviente de la violencia machista que cuenta su historia para que no falte ni una mujer más.
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