En plena resaca electoral, los británicos certifican lo que ya intuían. Que el cabecilla de los terroristas de Londres se beneficiaba del dinero de los contribuyentes. Khuram Butt, a quien hemos visto acuchillar salvajemente a inocentes junto con los otros dos yihadistas fallecidos, cobraba un subsidio de más de 300 euros al mes, disfrutaba de una vivienda de protección oficial y durante un año el Gobierno le ayudó a buscar trabajo. Butt seguía así las directrices del mentor de los terroristas del atentado del metro de Londres que hablaba de financiar la yihad con dinero público. Un patrón que siguió también Khalid Massoud, el yihadista que mató a cinco personas en el reciente atentado de Westminster y que usó los beneficios sociales para financiar su ataque. La policía británica ha detenido hoy a una nueva persona relacionada con los atentados de Londres, mientras examinan los últimos movimientos y comunicaciones del trío que se reía a las puertas de un gimnasio tan solo cinco días antes de la masacre.
-Redacción-