Diecinueve personas ejecutadas porque no supieron recitar unos versos del Corán. Los habitantes de Marawi, al sur de Filipinas, llevan ya 17 días aterrorizados por la violencia. Un grupo yihadista tomó la ciudad. Y más de cien personas han muerto durante los combates para echar de aquí a los terroristas. El presidente, Rodrigue Duterte declaró la ley marcial. Y pidió ayuda a distantas milicias del país para derrocar a esta facción de Estado Islámico. Las casas de esta localidad musulmana dan muestra del horror que están viviendo los vecinos. La mayoría han huído, pero se calcula que todavía quedan unas 2.000 personas atrapadas. El ejército aseguran que ha conseguido tomar el control de casi la totalidad de Marawi.