El hecho de que no se pueda fumar en los locales hace que respiremos un aire con un 90 por ciento menos de partículas de nicotina y eso se traduce en una mejoría de la salud de los españoles. Todavía fuma el 29 por ciento de la población mayor de 14 años pero respiramos un aire más saludable y se han reducido los ingresos hospitalarios y los fallecimientos vinculados al tabaco. También nacen menos bebés prematuros y con bajo peso aunque todavía una de cada cinco embarazadas fuma. El reto es bajar el consumo de tabaco. Los restaurantes que hace más de diez años lamentaban la aplicación de la ley no la han notado en sus ingresos.