Rusia y China tratan de frenar la escalada de tensión provocada por Corea del Norte tras probar un misil que podría alcanzar la costa de Alaska. "Un regalo para los bastardos estadounidenses por el día de la independencia", ha dicho su líder Kim Jong-un. La respuesta de Estados Unidos y Corea del Sur no se ha hecho esperar. Los dos países ya están haciendo ejercicios tácticos para frenar posibles nuevos lanzamientos como el de ayer: un misil balístico intercontinental recorrió más de 900 kilómetros antes de caer en el Mar de Japón. El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, ha confirmado que el proyectil tenía autonomía suficiente para tocar suelo estadounidense.
-Redacción-