Un ring. En eso se ha convertido el parlamento taiwanés hoy. Como banda sonora de fondo, incasables bocinas y pancartas al viento. Después empujones. Puñetazos, sillas disuasorias e incluso -miren bien- lanzamiento de globos de agua. Todo vale en esta lucha. Menos tratar de poner calma con las palabras. El primer ministro tuvo que salir escoltado para evitar ser herido. La pelea estalló cuando los diputados y diputadas nacionalistas criticaron las propuestas presupuestarias del Programa de Desarrollo para el Futuro. Un pleno en el que la razón se encontraba ya de vacaciones.