La imagen que presentan las calles de la localidad turolense de Rubielos de Mora después de que ayer cayeran pedriscos del tamaño de una pelota de tenis es desoladora. El granizo acabó perforando tejados, cristales y lunas de coches. El Gobierno aragonés estudia ayudas de urgencia para los afectados mientras el Ayuntamiento echa cuentas de las pérdidas. La tormenta con fuertes rachas de viento que también barrió el litoral y el prelitoral de Cataluña de sur a norte ha dejado árboles caídos y otros desperfectos estructurales. Tarragona amanecía después del gran vendaval que arrasó con todo a su paso. Los vecinos corrían y daban gritos mientras intentaban sortear los objetos que volaban a su alrededor. La gran tromba de agua inundó algunas calles e impidió que los coches circularan con normalidad. En el municipio catalán de Reus intentan recuperar la calma tras la devastadora tormenta.
-Redacción-