Un centenar de policías buscaban a Pilar. En una de las batidas aparecieron huesos, pelo y tejido. La Policía los ha comparado con el ADN del hijo de Pilar y lo confirma: son los restos de la española. Su hermana quiere volver a hacer las pruebas en España. Después de un mes de impaciencia, en el que no han dejado de pedir ayuda y difundir su historia, también lo han hecho los medios en México. Un viaje de fin de semana en familia, hotel en la playa y el domingo se suben al coche de vuelta a casa. Es en ese trayecto cuando Pilar desaparece. Según su marido dos hombres les pararon el coche y se la llevaron; ahí se pierde su rastro. La única pista es un retrato robot de un posible sospechoso; ni una llamada de los supuestos raptores ni una pista en todo Tamaulipas, un estado de violencia donde acabar en una bolsa funeraria es demasiado fácil. Pilar se suma a la lista de estas víctimas de la barbarie. Ahora falta saber el cómo y el por qué.
-Redacción-