Las calles de Santiago de Chile se han llenado de manifestantes que piden la liberalización del aborto. Cientos de personas han desfilado entre el estupor y la frustración porque la Cámara de Diputados haya rechazado por tan solo un voto el proyecto de ley que legalizaba el aborto en caso de violación, inviabilidad del feto o riesgo para la vida de la madre. Un fracaso con el que nadie contaba, después de que el Senado hubiera dicho sí previamente a un proyecto que según las encuestas cuenta con el apoyo del 70% de los chilenos. El derecho al aborto existía antes de la dictadura de Pinochet pero, desde entonces está penado en toda circunstancia, algo que ya no ocurre en ningún otro país de Sudamérica.