Este amanecer en Coruña, 32 grados en Sevilla y las playas de Alicante abarrotadas son las imágenes meteorológicas del mes. Atrás quedaron las temperaturas otoñales, porque octubre parece ser el nuevo agosto. El motivo: un anticiclón sin precedentes desde 1983. Unas temperaturas que ya sufrieron nuestros padres y nuestros abuelos con los populares veranillos otoñales de dos o tres días. Desde hace unos años duran más tiempo y son más frecuentes.Son los efectos de un calentamiento global que sufrimos todo el año."A principios del siglo XX una anomalía de un junio tan cálido se repetía cada treinta años, actualmente cada diez y con las emisiones de CO2 en 2050 podría repetirse cada tres", explica José Antonio Fernández, de la AEMET. Episodios de temperaturas extremas que agravan la sequía, disparan el consumo eléctrico y adelantan las floraciones.La previsión para noviembre y diciembre es que siga haciendo más calor de lo normal. Si la tendencia no se frena, el 80 por ciento de nuestro país puede convertirse en un desierto este mismo siglo.