Inmutable, imperturbable, es lo que se denomina cara de póker. Ni siquiera cambia el semblante cuando escucha la voz de una de sus víctimas. Morate sigue todo el proceso frío y distante desde el banquillo. Analizamos sus gestos con un experto para desenmascarar la personalidad del presunto autor del doble crimen de Cuenca.
-Redacción-