Los chalecos amarillos franceses se dispersaron ayer por la noche de la Plaza de la República, donde se mantenían concentrados, tras los disparos de gases lacrimógenos lanzados por la Policía. Es el cuarto fin de semana de disturbios. Varios manifestantes regresaron a la icónica plaza parisina, donde encendieron una hoguera, antes de que el área quedara nuevamente despejada. En una operación de seguridad masiva casi 90.000 agentes de policía fueron desplegados en todo el país para prevenir un nuevo caos destructivo similar al del sábado pasado.
-Redacción-