El escenario, el semblante y hasta la entonación eran los de las grandes ocasiones. Solemnidad a la francesa. Emmanuel Macron, el meteórico, no debió de imaginar un discurso así, casi de "mea culpa", tan pronto. Los chalecos amarillos, con su mes de protestas por todo el país, muchas veces violentas, han conseguido gran parte de lo que buscaban. "Sé que hay cólera en el país", ha dicho el presidente, "la de los que no llegan a fin de mes". Macron asume su parte de responsabilidad por haber parecido que no se preocupaba de los problemas de la calle. Eso sí, las disculpas han ido acompañadas de todo un contraataque político. Retirar la subida al gasóleo no había bastado para aplacar los ánimos. Así que Macron decreta el estado de emergencia económica y social. Sube el salario mínimo cien euros al mes. También las pensiones más bajas. Pide a los empresarios una prima de fin de año a los trabajadores y promete que los más ricos tendrán que arrimar el hombro. La pregunta: ¿le bastará esto para conseguir una tregua?
-Redacción-