Habrá que darse prisa para hacerles las últimas fotos. Están ahí, aunque las ignoremos, casi todas destrozadas, sin uso. Hubo un momento en que llegaron a ser 65.000, pero hoy quedan apenas 16.000. Tan golosas para los vándalos que al año su mantenimiento cuesta más de dos millones a Telefónica. Apenas se hace una llamada por cabina de media. Al ser un servicio público es el Gobierno quien este viernes firmará su defunción para el 1 de enero. Su inicio se remonta a 1928, cuando se inauguró el primer teléfono público en Viana Park, en el Parque del Retiro de Madrid. En sus años de mayor esplendor, a finales de los 90, llegaron a existir más de 65.000 cabinas en todo el país. En países como Japón les han dado un uso alternativo y las han convertido en peceras.
-Redacción-