Carlos se pasó el día de Navidad achicando el agua de su tienda de telas. Gracias a ese esfuerzo, hoy ha podido abrir aunque le queda trabajo por hacer: toca evaluar los daños. En la parte baja de Sanlúcar de Barrameda saben que en cuanto cae una lluvia fuerte, en sus negocios va a entrar el agua. Esta vez, lo más doloroso es que ha pillado en plena temporada alta de ventas. Aunque este año entró en funcionamiento un estanque de tormentas que tenía que aliviar el problema de las inundaciones, no ha sido la solución.
-Redacción-