Este sacerdote no está castigando al primer ministro japonés. Shinzo Abe recibe los golpes voluntariamente antes de tomar decisiones importantes. El mandatario practica en este templo una meditación que le ayuda a alcanzar un estado Zen. Así afronta con serenidad los desafíos. "Su confianza se basa en hacer las cosas con calma, es la impresión que me da. No es una confianza que proceda de la excitación, sino de la capacidad para contenerse", explica el sacerdote.Abe sabe cómo controlarse, ni una sóla queja cuando el sacerdote le golpea.