Las chabolas que ardieron en Lepe no eran más que plástico y cartones, pero para 70 inmigrantes era un hogar para refugiarse del frío. Bajo las cenizas, muchos buscan monedas y restos que se hubieran podido salvar de las llamas, pero el fuego se propagó rápido. Cruz Roja y el resto de organizaciones hicieron un llamamiento. La ayuda vecinal no se hizo esperar, Lepe volcó sus esfuerzos y algunas familias dieron cobijo a quienes lo necesitaban. El Ayuntamiento les ha ofrecido el polideportivo para dormir, pero no será para siempre. Por eso muchos ya trabajan en la reconstrucción de sus casas.