La ocasión bien merecía que el Presidente del Gobierno alargara su viaje en Turquía un día más para recorrer seis estaciones de la nueva línea 3 de metro de Ankara rodeado de una nube de autoridades turcas. Especialmente cuando es una empresa catalana, y por lo tanto española -como matizó Rajoy- la que está a la cabeza de la construcción de esta infraestructura. Un viaje que conducía a Mariano Rajoy directo a un auténtico mitin del partido islamista moderado Justicia y Desarrollo. Porque es en lo que ha convertido el primer ministro turco esta inauguración: en un acto preelectoral con 5000 apasionados agitando banderas del partido, a los que Rajoy ha correspondido con énfasis, saludando y lanzando besos. Desde allí ha dicho lo orgulloso que está de que "una empresa española, COMTA ENTE, haya colaborado en esta infraestructura". Erdogán ha aprovechado su discurso sobre el metro para arremeter contra el adversario político y presumir de la Alianza de civilizaciones que creó junto a Zapatero, en presencia de Rajoy, quien por fin cortaba la cinta con la que quedaba inaugurado el metro bajo una lluvia de confeti turco.