El Presidente Mariano Rajoy, aguardaba al turno de los nacionalistas vascos y Amaiur para dejar claro, una vez más, la postura del Gobierno con respecto a ETA: ningún gesto, desprecio a la labor de los verificadores y exigencia a la banda: que se disuelva. El PNV, que previamente había defendido la labor de los verificadores, pedía justo lo contrario, que el Gobierno tomara la iniciativa para impedir que el final de ETA se eternice. El referéndum soberanista ha venido de la mano de Esquerra, que ha pedido diálogo para una consulta que según ellos se va a celebrar sí o sí. El Presidente respondía que la Constitución se puede tocar, pero hay que saber para qué, hay que tener consenso y no se va a modificar sólo para dar respuesta a Cataluña.