Los ataúdes se acumulan en Donetsk, en el este de Ucrania. Los familiares lloran a las decenas de muertos entre los separatistas prorrusos que dejaron los combates contra los soldados ucranianos en el aeropuerto de esa localidad. La tensión va en aumento después de que el jueves los rebeldes derribaran un helicóptero del ejército en Slaviansk. Murieron doce militares, entre ellos un general. El presidente electo, Petro Poroshenko, ha declarado que los crímenes prorrusos no quedarán impunes.