Muchos de los gastos de las tarjetas opacas son, cuanto menos, difíciles de justificar como gastos de representación. Rodrigo Rato retiró en efectivo 17.000 euros en los tres meses anteriores a su destitución. Hizo un cargo de 3.500 euros en bebidas alcohólicas en un solo pago. Y abonó 2.400 euros en arte sacro. 83.000 euros sacó Blesa en efectivo. Y se gastó dieciocho mil euros en vino en distintas compras en la misma tienda. El presidente de la patronal madrileña, Arturo Fernández, pagó con la tarjeta 11.000 euros en sus propios restaurantes. Casi la mitad, 5 .500 euros se los gastó en una única cena: el 23 de diciembre de 2010. Su cuñado Gerardo Díaz Ferrán, también contribuyó al negocio. El empresario encarcelado, se gastó al menos 49.000 euros en los restaurantes de Arturo. Con los extracto se puede comprobar que con las tarjetas lo mismo pagaban la compra del super, que el gimnasio, los muebles de la casa o la farmacia. Gastos en los que dilapidaron 10 millones de euros. Otros cinco millones lo retiraron en efectivo.