La chuleta electrónica tiene los días contados en la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad Complutense de Madrid.Un grupo de estudiantes ha presentado una queja ante el usó de móviles y pinganillos para copiar en los exámenes. Y el decano de la Facultad, Federico Pallardó, ha admitido la solicitud y ya ha colocado los inhibidores en las aulas.El sistema, poco ético, precisa de un cómplice relacionado con el temario y con la carrera. Por eso, la facultad está investigando si se trata de una red organizada que cobra por este servicio.Esta misma semana comienzan los exámenes. También el uso de estos inhibidores, que evitan cualquier comunicación entre las aulas y el exterior. Las paredes de la facultad y de las aulas ya muestran carteles que avisan de que si algún estudiante usa marcapasos no debe entrar en el aula por la existencia de inhibidores electrónicos.