Cascos celtíberos como éstos se iban a subastar en Munich, en Alemania, lo que hizo saltar todas las alarmas. Al final se localizó en Illeca, en la provincia de Zaragoza, a un hombre que llevaba 20 años expoliando yacimientos arqueológicos en la zona del Moncayo. Guardaba más de 4000 piezas. En 30.000 euros está valorada esta moneda del siglo primero. Recién robada a un coleccionista madrileño, un joyero ya la había colocado a una sala de subastas de Barcelona. Es otro de los flamantes éxitos de las unidades de patrimonio de Policía y Guardia Civil. Su último balance, 40.000 actuaciones y 81 detenidos. Una tarea ingente. Javier Morales, investigador del Grupo de Delitos contra el Patrimonio Histórico de la Guardia Civil: "Es muy difícil prevenir un robo en una ermita a la que a lo mejor se peregrina una vez al año". José Enrique Carrera, inspector de la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional: "Y, sobre todo, cuando tenemos una Europa de puertas abiertas que facilita el traslado de todas esas obras". Y fuera, de hecho, se vende la mayoría de lo robado. La crisis en eso aquí también se nota. Pero no es en lo único. "En el boom económico en España, mucha gente invirtió en obras de arte como buena inversión de futuro y se han llevado luego la sorpresa de que se han encontrado con mucha obra falsa". Copias e imitaciones se mezclan con obras auténticas robadas que pasan a un fichero con el que se trabaja a nivel internacional. "También se recuperan muchas obras robadas en otros países. Estamos hablando de Iraq, de Italia, Francia... Investigamos y recuperamos todo tipo de obras de cualquier país". La colaboración de galeristas y anticuarios es importante. Como la concienciación ciudadana. "El patrimonio histórico es de todos y todos tenemos que estar implicados en su conservación, en su defensa y en colaborar en los casos que haya que investigar". Incluso aunque sea algo legalmente de nuestra propiedad. "Cuando esas obras tienen más de 100 años hay que pedir permiso al Ministerio de Cultura para sacar y venderlas. No se las pueden llevar y venderlas por ahí porque sí". Es, en definitiva, riqueza nacional que hay que proteger. También bajo el agua, donde ya hace 5 años se inició un control vía satélite. "De las cartas náuticas y de los puntos o zonas donde existen yacimientos arqueológicos subacuáticos". Para que casos como el del Odyssey no vuelvan a repetirse.