Hasta el estallido del caso Noos la infanta Cristina vivía tranquila con su familia en Estados Unidos pero desde que se destapó la trama de corrupción nada ha sido igual ni para ella ni para su marido, Iñaki Urdangarín, imputado en la trama. Obligados a volver a España, se descubrió que la infanta había sido vocal directiva del Instituto Noos, fundado por su marido en 1999, y propietaria a medias con él de Aizóon, la empresa a la que llegaron grandes cantidades de dinero de los contratos públicos adjudicados a Nóos. El pasado mes de agosto, la fiscalía anticorrupción aseguraba que no se veían indicios para imputarla, que no había nuevos elementos incriminatorios contra ella. Sin embargo, la última tanda de correos aportados por Diego Torres al juez han podido empujar a éste a ordenar la imputación de la Infanta, que se sentará en el banquillo el próximo 27 de abril. Las especulaciones sobre su matrimonio y su posición en la Familia Real no se han hecho esperar y muchos hablan ya de divorcio entre los Duques de Palma o incluso de que doña Cristina renuncie a su puesto en la línea sucesoria. Zarzuela lo ha desmentido todo.