Nacían en hospitales de Melilla o de ciudades marroquíes como Tánger, pero nunca llegaban a vivir en el país magrebí porque eran vendidos a matrimonios españoles. Es la internalización de la trama de bebés robados en españa: hasta treinta y una personas estaban implicadas, entre ellas tres sanitarios y dos monjas. Muchos han fallecido, antes de haber sido investigados. Las pesquisas comenzaron hace más de dos años, por las denuncias de asociaciones de bebés robados. Y en ese tiempo se han detectado hasta 28 casos, la mayoria en Valencia pero también en Mallorca o Málaga. La trama captaba a madres con pocos recursos en Marruecos, les daba dinero o les prometía una vida mejor para el niño, y a su vez, los padres compradores llegaban a Melilla. Allí los implicados les entregaban un bebé con un certificado de nacimiento falsificado y así podían registralo como propio en España. A los investigados se les imputan delitos como suposición del parto, alteración de la paternidad, detención ilegal o falsificación de documentos públicos.