La 'cruzada' de Erdogan contra sus detractores comenzaba esta mañana. Cientos de antidisturbios han irrumpido en la Plaza Taksim de Estambul, pero los manifestantes le has han plantado cara. Las piedras no han impedido a los agentes acceder a la plaza, convertida en escenario de una batalla campal. Con gases lacrimógenos y cañones de agua han intentado vencer la resistencia de los manifestantes, que han contraatacado con cócteles molotov y lanzacohetes artesanales como este. Una resistencia por la que algunos, como este hombre, arriesgan su vida y no dudan en hacer una cadena humana para proteger el parque por el que se iniciaron las movilizaciones. A primera hora de la tarde esta columna de antidisturbios ha logrado entrar, pero sólo durante diez minutos. Aquí les vemos discutiendo con los manifestantes y poco después deciden retirarse. Erdogan no va a tolerar más protestas, pero las movilizaciones no cesan. A pesar del desalojo, los manifestantes han vuelto a entrar en Taksim, una y otra vez, a lo largo del día. Ni las balas ni los cañones de agua bastan para sofocar la ira de los ciudadanos turcos, que piden la dimisión del primer ministro y que la religión se mantenga en la esfera de lo privado.