Sus años de entrenamiento con cuchillos le servían al falso maestro shaolin para sus sádicos juegos con mujeres. A dos españolas con las que mantenía relaciones sexuales esporádicas las vendó los ojos y las puso contra la pared para después lanzarles cuchillos. Esas dos mujeres que han declarado ante la ertzantza han dicho que  Aguilar les comentó además que quería buscar prostitutas posiblemente de esta zona de Bilbao para drogarlas y acostarse con ellas cuando estuvieran inconscientes. De todas sus prácticas sexuales dejaba prueba gráfica. Porque a Juan Carlos Aguilar le gustaba grabarse. Por eso la investigación se centra ahora en esas fotografías y videos que han aparecido en su domicilio. Los examinan con precisión por si hay nuevas víctimas aunque de momento no hay indicios que apunten que pueda haber matado a más mujeres. Mientras la ertzantza continúa trabajando en el gimnasio. El registro es exhaustivo. No quieren que se les escape ningún detalle. Todo lo que sale es cada vez más escabroso.