A través de Wikileaks y por primera vez desde que escapó a Moscu hace ocho días, el ex empleado de la CIA ha acusado al presidente Obama de dejarlo sin patria y amenaza con nuevas revelaciones. Dice que Obama teme "una sociedad informada" y culpa al vicepresidente Biden de presionar a los líderes extranjeros para que no acepten su extradicción. Snowden permanece sin documentos en la zona de tránsito del aeropuerto ruso, donde ha pedido asilo. El culebrón del espionaje se espesa. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos no sólo controlan las comunicaciones de ciudadanos extranjeros de a pie como usted o como yo. Su radar no incluye sólo a las sedes de la Unión Europea en Bruselas, en Washington y ante la ONU. Su lista de damnificados sigue creciendo. El gobierno de Obama espía también las comunicaciones de varias embajadas de países aliados en su país. Son 38 en total y es el caso de Francia, Italia, México y Turquía. Conforme se empiezan a saber detalles de la magnitud del gran hermano americano, la indignación entre los afectados crece. El gobierno de Angela Merkel dice que es una conducta inaceptable más propia de la guerra fría. De hecho, el gobierno ha llamado de urgencia al embajador de Estados Unidos para pedirle explicaciones. El resto de los aliados europeos también las exigen. Obama, desde Tanzania, dice que las dará. Y a todo esto el hombre que ha tirado de la manta en este escándalo de espionaje masivo, lleva ya ocho días en la zona de tránsito del aeropuerto de Moscú. Edward Snowden ha pedido esta tarde asilo político a Rusia. El presidente Putin ya ha respondido: se lo dará si deja de meter en aprietos al gobierno de Estados Unidos.