Los premios Fronteras del Conocimiento cumplen cinco años. La gala de entrega ha tenido lugar una vez más en el Palacio del Marqués de Salamanca. La ceremonia ha sido presidida por el presidente de la Fundación BBVA, Francisco González, que ve en estos galardones una forma de poner la excelencia en el foco de la atención pública. "Los premios son una vía eficaz para traducir afecto latente en explicito y dar entidad a la imagen pública de la ciencia al arte y la cooperación ", ha dicho González. En esta edición han tenido papel protagonista las matemáticas puras, que como recordaba David Mumford, premiado junto a Ingrid Daubechies en la categoría de Ciencias Básicas, están mucho más de nuestro día a día de lo que creemos. "A veces se considera que las matemáticas viven en una torre de marfil, hablando su propio idioma y dejando a un lado los problemas del mundo, pero en realidad las matemáticas puras hallan continuamente nuevos e inesperados vínculos que iluminan situaciones del mundo real", ha asegurado el premiado. La ciencia estuvo detrás las soluciones al agujero en la capa de ozono. Susan Solomon , protagonista en aquellas investigaciones, lucha hoy contra el cambio climático. Y a pesar de los negros augurios, es optimista. "Como en el caso el ozono, la gente es cada vez más curiosa e inventiva respecto a este problema. Han empezado a mirarlo en profundidad, y eso me anima. El tren del conocimiento ha dejado a estación: este el primer paso para resolver el problema", ha explicado. Hoy, parar el cambio climático parece casi un sueño pero, como sabe bien el director del DNDi, Bernard Pécoul, premio en Cooperación al Desarrollo, a veces los sueños se hacen realidad. "Hace 10 años DNDi era un sueño. Diez años después no es un sueño. Gracias al logros como la terapia de combinación para el paludismo, más de 200 millones de dosis de este tratamiento han sido distribuidas entre niños, mujeres y hombres enfermos en África, salvando a miles de una enfermedad fatal y brindando esperanza a todos ellos", ha dicho.