Desde el momento mismo del siniestro, la principal línea de investigación se centró en la velocidad del convoy. Según El País, uno de los maquinistas comunicó a los responsables de la estación de Santiago que había tomado la curva a más de 190 kilómetros por hora. Aún atrapado entre los hierros, dijo que si había muertos, caerían sobre su conciencia. El juez ha pedido a la Policía que le tome declaración.