Saltar desde los acantilados se ha puesto de moda en los últimos veranos y a pesar de los muchos carteles que lo prohíben, parecen poco efectivos. Niños, y no tan niños, saltan cada día desde lugares que pueden ser muy peligrosos; la poca profundidad o las rocas sumergidas pueden causar lesiones fatales.Los socorristas llevan todo el verano desgañitándose, advirtiendo a los bañistas de los riesgos que conlleva saltar desde estos improvisados y peligrosos trampolines. Algunos aseguran de que cada día avisan del peligro hasta a más de cinco personas. Pero a veces, cuando los propios padres de los niños están con ellos animándoles o grabándoles por el móvil, resulta complicado que los pequeños les hagan caso.