En la noche de este sábado, la policía y decenas de grupos críticos con el gobierno del primer ministro turco Tayyip Erdogan han jugado al gato y al ratón en las calles de Ankara. Los protestantes han lanzado fuegos artificiales y montado hogueras en diferentes puntos de la ciudad en señal de protesta. La policía ha respondido con cañones de agua que ha utilizado para dispersar a los grupos más numerosos. Los enfrentamientos de este tipo vienen siendo habituales desde principios de verano, cuando comenzó toda una ola de protestas en Turquía contra el poder. En las últimas semanas la violencia se ha recrudecido debido a la muerte de un joven de 22 años en circunstancias poco claras y que los manifestantes atribuyen a la brutalidad policial. Mientras tanto Erdogan ha avanzado que presentará la semana que viene un paquete de reformas para fortalecer la democracia. El malestar de parte de la población con su gobierno ha vuelto a sacar esta semana a miles de personas a las calles. El contenido del denominado "paquete democrático" no se conoce y ha sido negociado a puerta cerrada, pero los analistas esperan medidas que mantengan con vida el frágil proceso de paz con la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).