Los propietarios y encargados de los prostíbulos, inspectores y superiores de policía, abogados, en total veinte personas se sientan en el banquillo acusadas de una de las tramas de proxenetismo y soborno a policias más importante de Cataluña.El físcal anticorrupción considera que los los responsables de los prostíbulos Riviera y Saratoga se lucraron de la expltación de mujeres, algunas menores, que trabajaban hasta 11 horas seguidas. Y que la cúpula de la Brigada Provincial de Extranjería les daba chivatazos cada vez que iba a producirse una redada.El inspector jefe de la Brigada ha declarado hoy en el juicio que no recibió dinero ni regalos y que todo formaba parte de una estrategía de investigación "desde dentro". Para él el fiscal pide la pena más elevada, 44 años de cárcel.La fiscalía cree que el acusado no sólo daba información a los dueños de estos dos macroprostíbulos sino que amenazaba con redadas a otros locales y les recomendaba abogados a través de los cuales les pedía cantidades desórbitadas por hacer la "vista gorda".