Después de muertos salvan vidas, como muñecos de prueba en impactos de coches. Dicho de golpe suena raro. Porque sirven para mucho más de lo que pensamos: para salvar vidas. Ayer se presentó en el Parque Tecnológico de Alcañiz (Teruel) el centro de seguridad vial que, como ya sucede en otros seis en todo el mundo, utilizan cadáveres para sus estudios de impacto. De hecho entre un dummie, que puede costar unos 150.000 euros, y un cadáver, éste obtiene más de 150 parámetros de información. Por respeto a los fallecidos no se ha grabado ninguna de sus pruebas. Proceden de facultades de medicina donde también sirvieron para estudios científicos. Porque en la carretera no caben experimentos. Se hacen aquí.