Harbin, la ciudad del noreste de China donde viven 11 millones de habitantes, sigue blanca. La densa nube de contaminación lo cubre todo. Es peligroso respirar según la Organización Mundial de la Salud. Por eso la ciudad está desierta. Los colegios han cerrado hasta que la niebla desaparezca. Prohibido conducir. Es extremadamente peligroso. Los camiones tienen que dar la vuelta. También están parados los aviones. Sería temerario despegar. De ahí que el aeropuerto esté abarrotado de pasajeros. Es el segundo día que Harbin amanece pintada de blanco. Esta noche, esperan que la situación empiece a remitir.