Los agentes detienen a cuatro jóvenes en Barcelona. Entraban encapuchados en tiendas de móviles y en cinco minutos se llevaban sacos cargados de terminales. Huían después en un coche que les esperaba en la puerta, un vehículo siempre robado en el mismo día o el día anterior al robo. Unos días antes del golpe, visitaban la tienda como clientes para lozalizar los teléfonos más caros, y dónde se guardaba la mercancía. Luego vendían los artículos robados en tiendas que los revendían de forma ilegal. Dos ciudadanos paquistaníes han sido detenidos por este último hecho delictivo.